Bajo
el título de “el padrino de las relaciones públicas”, la nota cita a Burson
recordando sus logros, como el asesoramiento a la farmacéutica Johnson &
Johnson en la crisis del Tylenol, hoy considerado el “standard de oro” del
crisis management moderno, pero también las misiones más controvertidas de la
agencia, entre las que está su trabajo para la Argentina durante el gobierno
militar de los 70 y que el fundador de Burson-Marsteller recordó como el único
trabajo del que se arrepiente en sus 60 años de carrera.

Entre
esas misiones controvertidas que Burson considera legítimas están haber
comunicado a favor del gobierno rumano de Nicolae Ceaucescu, en los 70 (porque
por entonces Rumania no era tan opresiva); haber defendido la imagen de Nigeria
en su guerra con la provincia rebelde de Biafra (porque los biafranos tenían
buenas RR.PP., según Burson), haber ayudado al gobierno de Indonesia a mejorar
su imagen internacional luego de las masacres de Timor, haber comunicado para la
familia real saudita o en la catástrofe nuclear de Three Mile Island y la de
Union Carbide en Bhopal, en 1979, que, con 15.000 muertos, fue la peor
desgracia ambiental de la historia.

¿Por
qué Argentina, entre tantos trabajos controvertidos, es de lo único que se
arrepiente Harold Burson en toda su carrera de más de 60 años de empresario
número uno de las PR? “Le preguntamos al Departamento de Estado, y ellos nos
dijeron que, si podíamos ayudarlos a construir una democracia, no había
problemas. Nuestra tarea fue meramente económica, se trataba de ayudarlos a
pagar sus deudas. No era política. Pero sí, fue un error”, dijo Burson a la
revista.

Burson-Marsteller,
que no tenía oficinas en Argentina por ese entonces, fue contratada por el
ministerio de Economía de José Alfredo Martínez de Hoz con la misión de
comunicar la colocación de bonos y difundir las bondades del país en materia
económica, luego de la imagen de gran inestabilidad política y económica que
dejaron el estatismo del gobierno peronista y los grupos guerrilleros que
asolaron el país en los 70. Pero en muchas investigaciones periodísticas se le
atribuyó a un presunto empleado de Burson-Marsteller haber imaginado la infame
campaña de “Los Argentinos somos Derechos y Humanos” con la que los militares
recibieron a los inspectores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
que venían a investigar gravísimas denuncias de desapariciones de personas y
torturas. Hoy la consultora niega haber tenido algo que ver con esa campaña
puntual.

En
la entrevista Burson afirma que también rechazó propuestas para trabajos
conflictivos, como el gobierno de Libia, que trataba de que se levanten las
sanciones impuestas al régimen de Saddam Hussein en Irak. También le dijeron no
a la polémica Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, que brega por la
libre portación de armas.

Burson-Marsteller,
la fusión con el publicitario Bill Marsteller, se creó en 1953. Harold Burson
empezó a trabajar como agente de prensa independiente no bien terminó la
guerra. Sus transcripciones como reportero militar de los juicios de Núremberg,
en 1945, pasaron a la historia como gran documento testimonial de ese proceso
histórico.

Burson-Marsteller
fue la primera consultora norteamericana en salir al exterior, en 1959, junto
con su entonces eterna rival, Hill & Knowlton. Hoy el 60 por ciento de sus
ingresos proviene del exterior de los Estados Unidos. En 1979 vendió la mayoría
accionaria a la agencia de publicidad Young & Rubicam, que a su vez fue
comprada en el 2000 por el gigante WPP, que también es dueña de Hill &
Knowlton y Ogilvy PR, entre otras grandes agencias de relaciones públicas.