Cristina.va.por.todo..¿Alguien.va.a decir.algo?

Por Diego Dillenberger.-

“¡Que se joroben por c…! Así calificaba un directivo de una consultora de PR que trabajó en el pasado para AFJPS o fondos privados de jubilación y pensión. Se refería al shock escalofriante que no solo recorrió ayer la City porteña, sino también los cuerpos de millones de argentinos que aportaron durante años a los fondos de pensión privados y que ahora serían reestatizados, si se cumplen las aspiraciones que tendría el gobierno de quedarse con fondos y aportes compulsivamente.

 

Pero el consultor no es el único experto en comunicación que piensa que la decisión del gobierno kirchnerista de quedarse con las jubilaciones privadas, por audaz que sea el golpe, se gestó a fuego lento en las mismas AFJP, que dejaron pasar innumerables oportunidades para comunicar y “jugarse” por el sistema y sus afiliados, y no lo hicieron, como tampoco lo hacen en la Argentina los empresarios en general, salvando excepciones.

 

Un par de ejemplos: cuando el ex ministro Cavallo los obligó a un “megacanje” de bonos, no protestaron. Cuando se pesificaron y congelaron los depósitos, no lo hablaron en defensa de sus aportantes. Cuando se decretó el default de la “deuda externa” (en realidad estaba en buena parte en manos de futuros jubilados argentinos), las AFJP callaron. Menos hablaron cuando en 2005 se produjo el “canje” para salir del default de los bonos, pese a que las condiciones para los futuros jubilados eran tremendas. En aquella época la comunicación estaba a cargo de la consultora Nueva Comunicación, contratada más bien para “no hacer olas” que para organizar una campaña para defender los intereses de los aportantes.

 

Las AFJP ni siquiera hicieron una mínima campaña de comunicación cuando, el año pasado, se reabrió la posibilidad de traspasarse al Estado. Por aquel entonces la comunicación estaba manos de Burson-Marsteller, que también propuso acciones, pero debió elegir el perfil bajo, a pedido de las propias AFJP.

 

El resultado, de todos modos, fue magro para el gobierno y no precisamente por la comunicación de las AFJP: Kirchner esperaba recibir no menos de 3 millones o un tercio de los aportantes, y a duras penas fue un millón, muchos pasados compulsivamente.

 

Pese a que el gobierno de Néstor Kirchner todavía tenía buena imagen en los sectores más populares y parte de la clase media del interior, la gran mayoría ya no confiaba sus ahorros al gobierno. Tampoco las AFJP protestaron cuando se les prohibió invertir en activos extranjeros para compensar los riesgos locales.

 

Pues ahora van por todo, con la excusa de la crisis financiera global. El gobierno decidió “defender a los futuros jubilados” de pérdidas en el sistema financiero. En realidad, la plata está mayoritariamente en bonos del Estado argentino, por lo tanto simplemente honrando esos títulos, el gobierno puede defender muy bien a los jubilados. El verdadero motivo, se sospecha, es más bien que hay que cumplir a partir del año próximo con jubilaciones móviles en alza, y la plata actual no alcanza. Con los fondos de las AFJP el gobierno podría hacer una fiesta jubilatoria que redunde en votos en octubre de 2009, entre otras festicholas.

 

Una campaña política y de comunicación, como la desarrollada por el campo para defenderse de las retenciones móviles podría frenar en el Congreso el manotazo a las jubilaciones, a pesar de que el gobierno cuenta con mayoría. ¿Pero quiénes van a liderar esa protesta? ¿Las AFJP? No esperemos demasiado. De todos modos, hoy los comunicadores del sistema se iban a reunir a planificar algún tipo de estrategia. Veremos.

 

Para colmo de ironías, esta crisis terminal los toma desprevenidos, sin consultora y con su director ejecutivo, Sebastián Palla, de viaje de estudios en Estados Unidos. Actualmente Armando Torres, el ex vocero del ministro Lavagna, está asesorando a la Unión de AFJP. Anoche era casi imposible conseguir una declaración en las AFJP.

 

En realidad esto no es un problema de las AFJP y los futuros jubilados solamente, sino de todo el empresariado argentino, que, a la hora de comunicar a favor del capitalismo, en defensa de ataques del gobierno, a favor de la seguridad jurídica y de determinados valores que son, en general, buenos para las empresas y a la vez para el país, hacen arrugue de barrera o arreglan negocios con el gobierno, cada uno por su lado, y mutis por el foro.

Ojalá que el ejemplo del sistema jubilatorio argentino sirva para que entiendan otros sectores empresarios que, en general, no ven que, parafraseando a viejo cartel contra los bocinazos: “el silencio no es salud”.