Vidas paralelas en la desgracia: Grubman y Alvarez

La tragedia que envuelve al prensero y organizador argentino de eventos Gaby Alvarez, la semana pasada en Punta del Este, Uruguay, tiene un triste paralelismo con un episodio similar que le sucedió a una colega de Estados Unidos hace exactamente siete años, y que casi nadie recuerda: Se trata de Lizzie Grubman, una rubia “RR.PP.” especializada en prensa del espectáculo que tenía la peculiaridad de haberse convertido ella misma en su propio producto de PR, al igual que el excéntrico Alvarez. Ambos adoraban posar junto a clientes y famosos del espectáculo y el jet set en las revistas.

Así como, aparentemente, Alvarez, considerado “el RR.PP. de Punta”, y su asistente atropellaron a una pareja de turistas argentinos que iban en moto, Lizzie Grubman, en estado de ebriedad, hizo “chuza” con su 4×4 Mercedes contra una cola de ávidos por ingresar a una disco de un cliente en el selecto barrio de los Hamptons, cerca de Nueva York. Mandó a 16 al hospital y tuvo suerte de que no muriera nadie.

Las crónicas recuerdan que un 7 de julio de 2001 Lizzie, probablemente borracha y drogada (la policía no le hizo el test de alcoholemia) se enojó porque un guardia de seguridad le pidió que corriera su lujosa 4×4 del estacionamiento reservado a los bomberos. Luego de insultar a la gente con “basuras blancas” que estaba en la cola para entrar al boliche, se subió a la camioneta y, poniendo la marcha atrás, se llevó a 16 por delante, causándoles heridas de todo tipo para luego huir del lugar.

Lizzie, hija del abogado más famoso del espectáculo de la costa Este de los Estados Unidos, tuvo mejor suerte que Gaby Alvarez el “RR.PP.” asociado a Leonardo Mateu en la agencia AM, de Buenos Aires. La condenaron a 8 años de cárcel por 26 cargos y zafó de ser acusada de intento de asesinato, y solo estuvo 37 días en prisión, ya que salió con cinco años de probation.

Aparentemente, la justicia uruguaya parece ser menos condescendiente con el RR.PP. argentino que la de Nueva York con la rubia RR.PP. porque no bien lo dejó en libertad le emitió una nueva orden de detención. Después de todo, en este caso hay involucradas dos muertes. Para peor, el azar quiso que el auto que conducía Alvarez matara a la creativa publicitaria Gloria Pérez del Cerro, especialista en campañas publicitarias para bodegas y proveniente de una familia de alcurnia de la Argentina.

CARMA, la empresa de investigación de impacto en los medios, contó en la primera semana 50 notas sobre la RR.PP. del jet set. En esto también se asemeja a Alvarez, que, según Reporte Informativo, tuvo 21 notas en los medios gráficos nacionales en las primeras 48 horas del accidente.

Como no podía ser de otra forma, la RR.PP. norteamericana llamó al consultor Howard Rubenstein, el número uno en crisis management de Nueva York. Entre sus clientes en problemas están Rupert Murdoch, Donald Trump, Ron Perelman, Naomi Campbell, los New York Yankees, Don King y el ex boxeador Mike Tyson.

Su padre fue buen asesor legal: mientras ella era considerada la PR número uno del jet set norteamericano, papi Grubman es abogado de estrellas como Michael Jackson, Madonna, Sting, Elton John y Billy Joel. Es considerada una de las grandes fortunas de Nueva York. Por eso pudo poner a su servicio a los mejores abogados de EE.UU.

La Grubman, tan famosa en el jet set como los mismos artistas a los que hace prensa, había dado muy poco antes del episodio una nota a la revista PR Week en la que escandalizó el ambiente de las PR. Allí dijo que no le preocupaba ser mala escribiendo, ya que, para su tipo de PR, escribir no era para nada importante.

A partir de ahí desató un escandalete entre profesionales que consideran que lo de Grubman no era muy serio.

Los medios locales neoyorquinos de izquierda convirtieron el caso de la Grubman en una especie de lucha de clases, ya que hicieron de la rubia RR.PP. un auténtico monstruo del jet set y la frivolidad. En la Argentina, la prensa no se metió con el tema “profesional”, pero sí dejó al descubierto que Alvarez, al igual que Grubman, además de dedicarse a las RR.PP. de celebridades, se construyeron a sí mismos como casi tan famosos como sus propios clientes, lo que, a la hora de las crisis, tiene un alto costo.

Uno de los costos lo tuvo el “boliche” al que le hacía prensa Grubman frente al cual protagonizó el desastre: la prensa llevó a los inspectores municipales, que descubrieron que no tenía habilitación y lo terminaron clausurando.

Sin embargo, con el tiempo Lizzie logró rehabilitarse y hoy tiene, según su site, otra vez una inmensa cantidad de clientes, entre los que se encuentra Britney Spears y una interesante lista de famosos, clubes nocturnos y restaurantes.

¿Podrá Alvarez conservar su clientela corporativa y de famosos a los que les garantizaba buenas vidrieras en revistas como Gente, Caras y Noticias?