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Una encuesta de la Universidad Abierta Interamericana muestra que la libertad de prensa es, para la opinión pública, mucho más importante de lo que se imaginaba. Pero, puestos a elegir entre opciones duras: la economía o la libertad de prensa, gana el bolsillo. Además, la gente no come vidrio: entiende que los medios sesgan según sus intereses.

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Por Raúl Aragón *

La prensa, se sabe, cumple un rol esencial en la construcción y funcionamiento de la Democracia. Sin embargo para que este rol se cumpla deben darse dos condiciones de posibilidad.

Primero debe haber libertad de prensa, es decir todo medio debe poder publicar lo que considere, objetivamente la verdad. Informar los hechos tal como, según su percepción, se dan en la sociedad. Debe poder hacerlo sin ningún condicionamiento, sin penalidades. Por otra parte esta claro que “informar objetivamente” es, epistemologicamente hablando, imposible. Ninguna percepción, ni ninguna representación se corresponden exactamente con el objeto percibido o representado.

Así, no existe una descripción exacta de la realidad social posible y cuando se pide que la prensa sea “objetiva”; lo que en rigor se pide es honestidad intelectual. Esta es la segunda condición de posibilidad para que la prensa cumpla su rol en el juego democrático.

Es verdad que toda producción de sentido es en si una interpretación, inevitablemente hecha desde un marco ideológico del cual su autor no puede substraerse. Pero algo muy distinto es cuando el texto se redacta en función de acuerdos con intereses sectoriales con los que los dueños del medio han acordado o buscan perjudicar. Esto último es manipulación de la opinión pública y es tan nociva para la democracia como la falta de libertad de prensa.

Curiosamente el público, en su gran mayoría, sabe que hay manipulación de la información en función de intereses sectoriales o acuerdos. Una encuesta reciente de la Universidad Abierta Interamericana realizada entre habitantes adultos del área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), muestra que casi el 70% de los consultados considera que los medios manipulan la información. Apenas el 9.2% cree en la objetividad periodística.

Por otra parte, respecto de la libertad de prensa el estudio revela que el 41.7% considera que hoy no la hay mientras que el 53% considera que la hay en distintos grados.

Si aceptamos que la libertad de prensa debe ser garantizada por el Gobierno y la objetividad periodística por los dueños de los medios; entonces aquel sale mucho mejor parado que estos en la valoración que el público hace de sus respectivas responsabilidades en relación al rol de la prensa en el juego democrático. Mientras que el 68.9% descree de la objetivad periodística, el 41.7% considera que no hay libertad de prensa. O, dicho de otra forma, apenas el 9,2% atribuye a los medios honestidad intelectual frente al triple, 31.2% que considera que el gobierno permite el ejercicio de esta honestidad.

Por ultimo cabe preguntarse como resuelve el público, atrapado entre el descreimiento y la supuesta coerción gubernamental, su cotidiana necesidad de comprender el acontecer social; ya que los datos anteriores cancelarían la eficacia de la mayoría de las teorías que intentan describir la formación de la opinión publica.

* Mag. Raúl G. Aragón, director del Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana.

Ficha Técnica:

Población target: Mayores de 18 años, ambos sexos residentes en el AMBA.

Tipo de muestra: Probabilística.

Tamaño: 987 casos efectivos.

Margen de error muestral: +/- 3.1% (para P = 0.50)

Fecha del campo: 3 al 6 de Junio, 2008.