Luis Pagani, CEO de Arcor y presidente de la AEA, rompió el silencio

Por Diego Dillenberger.-

Es casi una obviedad: los empresarios argentinos ahora se están animando a decir en público muchas cosas que sólo hablaban en privado o en estricto off the record desde que el kirchnerismo llegó al poder con su estilo particularmente confrontativo.

Quizás si hubiesen alzado su voz mucho antes de la derrota electoral kirchnerista del pasado 28 de junio, cuando fue necesario, el país hoy estaría en mejores condiciones económicas. Pero, para ponerlo en boca de uno de los más importantes consultores de PR empresarios de la Argentina: “Más vale tarde que nunca”.

El pasado fin de semana, la AEA, Asociación Empresaria Argentina, rompió el silencio en el que estaba sumida desde hacía cinco años para publicar un comunicado planteando diplomáticamente con total claridad las principales preocupaciones del empresariado: manipulación de las estadísticas, de los mercados, falta de instituciones, diálogo y, sobre todo, de una política económica efectiva.

Fue tal el silencio de esa entidad de lobbying empresario multisectorial, que en 2007 dejó de trabajar para ellos Personally, la consultora que los asesoraba desde el principio. “Si ante cualquier propuesta que hacían los de Personally les contestaban que “es un tema sectorial, mejor no nos metamos””, comenta el asesor de uno de los empresarios activos en AEA. El experto en comunicación enumera: “Propusieron salir con un comunicado cuando el gobierno mandó a los piqueteros oficialistas a bloquear las estaciones de Shell, y les dijeron que no; propusieron salir a criticar la manipulación de los índices del INDEC, y les dijeron que no”. La fuente también recuerda que la AEA no intervino ni expresó opinión en medio de la “Guerra del Campo” entre el gobierno y el sector rural. Incluso hizo silencio ante la expropiación de los fondos jubilatorios privados, no solo para defender la propiedad de los futuros jubilados, sino las acciones de las principales empresas, que quedaron en poder del gobierno, o del mercado privado de capitales, que con la eliminación de las AFJP desapareció.

Pero más vale tarde que nunca.

La comunicación la lleva adelante el director ejecutivo de AEA, Jaime Campos, esta vez sin consultora, pero luego de haber sido entrenado por Personally para enfrentar a los medios. Si el presidente de AEA, Luis Pagani, CEO de Arcor, que es muy probablemente el empresario más respetado de la Argentina, fuera más ducho frente al micrófono, el poder de AEA se sentiría aún con más fuerza en la opinión pública. De todos modos, al ser la única representación empresarial no sectorial de la Argentina, el potencial que tiene esa entidad para contribuir al debate político es enorme. Y aunque ni siquiera lo exploró, AEA tendría también un enorme potencial para operar sobre la opinión pública, corrigiendo mitos y prejuicios e intoxicaciones varias con “modelos neoliberales”, “grupos concentrados” y otras instalaciones, tal como lo hiciera la poderosa NAM (National Association of Manufacturers) en los Estados Unidos en los 30 y los 40.

También la noticia de que el denominado grupo Sigman, liderado por el empresario Hugo Sigman, acaba de abrir un departamento de Comunicación colocando al ex Clarín Lucas Guagnini a la cabeza, es otra señal de que llegó una nueva etapa en la comunicación empresaria en la Argentina (ver nota aparte). Sigman es dueño de un poderoso grupo de empresas en Argentina y España en los sectores farmacéutico, veterinario y forestal. También tiene la editorial que publica el Le Monde Diplomatique y otras publicaciones y libros afines a su ideología socialista. Sigman, un empresario muy respetado en el sector farmacéutico a nivel mundial, saltó el año pasado de su extremo perfil bajo cuando compró una participación minoritaria de la distribuidora argentina Gas Natural BAN, de origen catalán. A partir de ese momento comenzó a ser catalogado en los medios como “un empresario con fuertes vínculos con el kirchnerismo”, siguiendo la línea de los grupos empresarios afines a Néstor Kirchner que en los últimos años compraron empresas privatizadas luego de que el gobierno argentino “corriera” de distintos modos y con presiones a algunos de los originales accionistas o les “recomendara” sumar socios locales para obtener mejores condiciones de negocios.

Sin embargo, el caso de Sigman es distinto al de algunos empresarios afines al gobierno, cuyas fortunas son mucho más recientes y están mucho más vinculadas a negocios con el ex presidente Néstor Kirchner. Por eso no es de extrañar que el grupo Sigman haya abierto por primera vez en la Argentina un departamento de Comunicación. Su objetivo sería crear un branding corporativo que agrupe a todas las empresas del grupo para salir a la luz. El objetivo sería también diferenciarse de las otras compañías que, ante un nuevo clima mediático y de opinión pública mucho más adverso al kirchnerismo y más dispuesto a denunciar esos negocios, ante la posibilidad cada vez más certera de que esas empresas puedan comenzar a ser cuestionadas en la nueva etapa que se inició con la derrota electoral de medio tiempo del gobierno de Cristina y Néstor Kirchner.