Adrián Pignatelli, de Choice, ayudará a Graciela Ocaña a que el dengue no contagie su imagen

 

Por Eduardo Zukernik.-

El desarrollo exponencial de la enfermedad del dengue que, como era de esperar no tardó en concentrar las miradas en las funciones de la ministra de Salud, Graciela Ocaña, derivó más temprano que tarde en la designación del consultor Adrián Pignatelli para hacerse cargo de la comunicación en crisis en uno de los ministerios más cuestionados de la gestión de la actual Presidenta.

Pignatelli es socio gerente de Choice Comunicación, la consultora de Ariel Sujarchuk, que delegó el mando al ser nombrado secretario de Asuntos Institucionales de la Universidad de Buenos Aires. La consultora trae experiencia en el sector salud y compartía hasta tomar sus nuevas funciones la comunicación del ministro de salud bonaerense, el mediático Claudio Zin.

Pignatelli tendría a su cargo exclusivamente la comunicación de las actividades del Ministerio en torno al combate del dengue, y lo haría a título personal y no como CEO de la consultora Choice, explicaron fuentes involucradas en el proceso. Choice, por su parte, continuará prestando servicios de comunicación al ministerio de Salud bonaerense, inmerso en la misma crisis.

Sujarchuk y Pignatelli a su vez, suman una aquilatada experiencia en el rubro salud. Anteriormente manejaron la comunicación de varias obras sociales y cámaras prestadoras de servicios del sector a las que ayudaron a sortear diversas crisis.

Pignatelli es escritor, fue productor periodístico de Radio 10 y jefe de prensa de Banco Provincia de Buenos Aires.

La epidemia de dengue se disparó contra las autoridades nacionales cuando desde la zona castigada del Chaco se denunció el envío de insecticidas vencidos para atacar la propagación del peligroso moquito, aedes egipti.

A ello se sumó la fallida sesión en el Senado donde se estuvo a un llamado de Néstor Kirchner, el hombre fuerte de Argentina, de votar la declaración de la emergencia sanitaria pero, bastó la advertencia del ex Presidente al jefe del bloque de senadores oficialistas, Miguel Angel Pichetto, para que los legisladores volvieran atrás con una medida que se consideraba lógica e imprescindible para poner todas las baterías nacionales en la lucha contra la epidemia que, según Ocaña, primero “vino para quedarse” y luego “está pasando” mientras, según pobladores del NOA y del NEA, sigue sumando nuevas víctimas entre niños, jóvenes y adultos.

El fenómeno de la inesperada crisis sanitaria dio lugar a un interesante debate en Internet en el que ofició de disparador el consultor Daniel Valli a través del sitio LinkedIn, donde se armó un foro de notables timoneado por el socio gerente general de Mora y Araujo.

Valli parte de plantear que “en una crisis, las instituciones operan en dos niveles: la gestión de la crisis y la comunicación”. Sin embargo, considera que “no está muy claro cuál es el nivel de gestión del ministerio de Salud”, por lo cual aclara “no sé si es posible decir que es malo. La ministra de salud, Graciela Ocaña, parece moverse bien, posiblemente a destiempo, pero poniendo el cuerpo”. A pesar de relativizar la responsabilidad de Ocaña, Valli apunta, respecto del manejo de la comunicación, que “se percibe que no se cumple la premisa básica de informar, informar e informar. Es más -destaca-, quedan muchas dudas de si se está ocultando información ya que mediciones privadas alertan sobre un número diferente de casos”.

La coincidencia entre ejecutivos de la comunicación apunta a criticar la manipulación oficial de los datos, aparentemente buscando moderar los efectos mediáticos de la epidemia.

En opinión de Paola Estomba, de la consultora Mauro & Estomba Estrategias de Comunicación, “el subregistro y la falta de estadísticas son un tema no sólo aplicable a este caso, sino un mal de la Argentina, en muchos aspectos de salud, educativos, económicos. Ahora bien. Si además de este aspecto técnico -puntualiza la ejecutiva-hubo manipulación de la información para intentar bajar la alarma en la población, creo que es una medida no sólo poco efectiva para conseguir ese propósito sino además contraproducente para la imagen y la credibilidad del gobierno”.

El ABC del combate a la incomodidad en la gestión pública repite la misma conducta en los funcionarios, cuando algo viene mal en su cartera. La clave es “no hacer olas” porque les resulta inadmisible: asumir la crisis en toda su magnitud y luego mostrar que se está haciendo todo lo necesario.

Valli cree que el error surge de considerar que “muchas veces se confunde el asumir una situación crítica con asumir culpas”. Por eso de ahí al efecto bumeran hay un solo paso ya que, como explica, “en el caso del dengue, aunque creo que se está haciendo todo lo posible para luchar contra él, como siempre se está tratando de tapar la realidad, eso hace pensar que hay “algo raro” detrás”. Acerca del manual básico que señala que sin comunicación no hay gestión, el directivo de Mora y Araujo Comunicación Institucional, tras criticar el silencio oficial en provincias afectadas apunta que “estamos frente a un caso típico donde la inadecuada comunicación pone en duda la efectividad de la gestión”.

A pesar de las diferencias en cuanto al número de víctimas, la sombra de la tragedia de Cromañón, donde se combinaron fatalmente la improvisación en las tareas de rescate y la falta de prevención tanto en el local como en la Comuna para enfrentar casos de catástrofe, forman parte del debate entre comunicadores. Para Estomba, aunque se trata de situaciones no comparables sí “hay una palabra que une ambos hechos y es “falta de prevención””. Valli en cambio cree que no hay similitudes con el efecto crisis que soportó el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra a causa del incendio de la disco Cromañon pero, destacó algo en común cuando señala que a pesar de los viajes a la zona de la epidemia, tanto de Ocaña como de muchos funcionarios provinciales, todo eso no tiene un impacto positivo porque el manejo comunicacional no es bueno. Valli tampoco descarta que la crisis crezca “si la situación se complica en las próximas horas”.

Surge una pregunta inevitable en víspera de elecciones. Con una imagen de Gobierno en franco retroceso, ¿cuánto puede influir la epidemia del dengue en los votantes?
Para Estomba no hay dudas de que habrá menos votos para el oficialismo. Valli prefiere limitar sus efectos al norte del país, “donde el oficialismo tenía una victoria asegurada”. Por eso, aunque supone que la crisis del dengue “podrá generar algún drenaje de votos al Gobierno, creo que, por el momento, no será relevante”.

A pesar de la vocación del Gobierno por el modelo comunicacional de los anuncios y las críticas en los actos oficiales, donde los periodistas solo pueden ser espectadores porque no se admiten preguntas, la cercanía del calendario electoral con un panorama cargado de acechanzas, anticipa que seguirá habiendo nuevas convocatorias a comunicadores y especialistas en casos de crisis, para aportar know how a un oficialismo urgido por remontar las encuestas.