La consultora Silvia Mercado postula la “revolución mediática del campo”

Por Eduardo Zukernik.-

La instalación mediática del conflicto del gobierno con el campo ha alcanzado tal magnitud que ni el más optimista de sus aliados podía hace tres semanas imaginar sus resultados. El acuerdo histórico que sumó, en el largo paro con cortes de rutas, a las cuatro entidades representativas del agro, que nunca antes habían coincidido con sus reclamos al gobierno de turno en forma conjunta, plantó un hito al que todos reconocen desde el 2 de abril pasado como una referencia para el futuro.

Entretanto, en el mundo de los especialistas en la comunicación agropecuaria, donde hacen cola para pellizcarse y confirmar que están viviendo algo real, la euforia ha llegado a tal extremo que algunos no dudaron en calificar las semanas de rigurosa protesta del agro, trasmitida día a día por TV, como “la revolución mediática del campo”. La autora de la enfática definición es Silvia Mercado, responsable de la consultora de PR MCA Comunicación, y especializada en comunicación y agro, quien señaló su convencimiento en el programa La Hora de Maquiavelo, cuando fue invitada a analizar el reclamo de los productores y las perspectivas de éxito de su estrategia comunicacional.

Otro de los hombres que ha ensayado mil esfuerzos para lograr que el sector ganadero fuera escuchado por el gobierno es Miguel Saredi, del Grupo Pampa Sur. También él se anota entre los que aseguran que el reconocimiento nacional al reclamo justo del campo ha construido una bisagra, a partir del tira y afloja de las cuatro entidades del agro con el kirchnerismo.

Si hubiera que medir los logros de las entidades del campo y los miles de productores autoconvocados en rutas y pueblos de casi toda la geografía nacional, se puede afirmar que más allá de los acuerdos que alcancen o no en la mesa de negociación con el gobierno, el campo ha ganado la principal batalla al haber logrado penetrar en la sociedad urbana, que dio un salto en sus viejos prejuicios de raíz ideológica para dejar atrás la antinomia campo-ciudad.

A partir del cacerolazo en la Plaza de Mayo el pasado 25 de marzo, sumado a las ruidosas protestas que se hicieron oír en numerosos centros urbanos del país, la gente del agro sin distinciones entre arrendatarios, pequeños productores, ganaderos, sojeros, frutícolas o tamberos, logró de un plumazo mandar al archivo por antiguas y desactualizadas aquellas consignas ideológicas de los 70 que hoy se exhiben oxidadas y vacías de contenido.

Es más, el plumazo que rebotó y se agigantó en toda la prensa nacional e internacional fue el resultado de la voz airada de la jefa de Estado que, en una escalada absolutamente desafortunada, recorrió tres actos en poco más de una semana con otros tantos discursos admonitorios contra el campo. Fue en esa tribuna rodeada de aplaudidores a sueldo cuando disparó el calificativo de “golpistas” y adherentes al sangriento gobierno dictatorial iniciado en el ´76, a quienes reclamaban mediante el paro agropecuario la vuelta atrás con el último decreto sobre retenciones a las exportaciones graníferas. Paradójicamente, los destinatarios del ataque hace menos de seis meses configuraron el sector social con mayor gravitación para que Cristina Fernández fuera electa presidenta.

Sin embargo el éxito de la “revolución mediática del campo” tiene otros nuevos protagonistas, como el líder gualeguaychense entrenado en los piquetes anti-Botnia, Alfredo De Angelis quien, según expertos en marketing político, en las próximas elecciones sólo deberá decidir en qué partido de la oposición inscribirá su candidatura.

Más allá de que el hombre se autodefine como “un gringo encerrado en la chacra”, su manejo de las asambleas frente a las cámaras de TV, su discurso encendido, sus respuestas a “la señora Presidenta” hablando directamente a cámara, le han abierto un espacio propio como líder social convertido en un referente indiscutido de la lucha del campo.

Detrás de Federación Agraria y su sorprendente trabajo de relación con los medios trabajó el consultor de prensa y comunicación Diego Serrano y su socia, Vanina Fujiwara, asesores de PR del presidente de la entidad, Eduardo Buzzi, quien asegura que, luego de la tregua, la estrategia mediática de la más popular y progresista de las entidades del agro, “apenas comienza”. La consultora de Serrano, que también asesora a varios sindicatos, además de sectores del agro, analiza que la guerra mediática la ganó el campo.

“Fue muy interesante habernos podido articular en un comité de crisis con los dirigentes y equipos de prensa de las otras entidades, planificando a lo largo del conflicto los pasos que debíamos dar juntos”, dijo Fujiwara, directora asociada de la consultora de Serrano.

De Angelis, encabezando los cortes de tránsito en el kilómetro 43,5 de la ruta nacional 14, negociando con la Gendarmería para evitar enfrentamientos, pidiendo a los asambleístas que se adecuaran a los horarios de los canales de TV, dio durante tres semanas clases magistrales al aire libre del camino que se debe seguir para instalar la reivindicación de un sector productivo en los medios. También el productor entrerriano hizo pedagogía para persuadir en directo frente a los medios, para lograr el apoyo de los ajenos y hasta para poner de su lado a los enviados especiales de los canales porteños que, en no pocos casos, debían lidiar contra las directivas pro oficialistas de algunos presentadores del conflicto, ubicados en estudios centrales.

Para Carlos Montarcé, de la consultora Nuevos Vientos, también especializada en el campo y agroindustria, Alfredo De Angelis, subido a la tarima del piquete de los huelguistas en Gualeguaychú, logró exactamente lo contrario a la autodestrucción que practicó el piquetero Luis D”Elía, el día que encabezó su fuerza de choque para ocupar la Plaza de Mayo y agredir a los caceroleros.

El éxito de la protesta en cuanto a su instalación mediática contó además con un ingrediente inesperado y fue la intemperancia de la jefa de Estado cuando en su alocución de la Plaza de Mayo volvió a atacar contra los golpistas pero esta vez apuntando directamente a los medios. Fue su reacción contra una caricatura de Hermenegildo Sábat publicada en Clarín, donde se la veía con una especie de mordaza dibujada en cruz por dos trazos en su boca que la mandataria vinculó con el estilo mafioso preguntándose disgustada “¿de qué cosas no puedo hablar yo?” Posiblemente el dibujante, destacado y premiado internacionalmente, intentó expresar otras cosas; acaso que era mejor que la jefa de Estado no hablase o alguna alegoría al famoso retrato de Matilde, la esposa de Pablo Neruda, de manos del genial Picasso. Allí también el celebre español, plantó en la cabellera de la mujer al célebre literato chileno. Aquí Sábat incrustó entre los cabellos de Cristina el perfil de Néstor Kirchner.

Pero en esto de medir lo que se dice, la frutilla del postre la puso una enorme pancarta que podía verse en el Encuentro Federal Agropecuario de Entre Ríos: “Cristina cada vez que hablás la embarras más: la soja no es un yuyo”. Sin dudas el campo inauguró una comunicación atípica con las autoridades fuera de los escritorios y, como en los lejanos tempos de las multitudinarias marchas contra la inseguridad, dejó flotando la sensación social de haber cargado una enorme mochila de reivindicaciones al gobierno.