Eliot Spitzer ahora entiende qué es una crisis de imagen

Ningún profesional de relaciones públicas podría hacer mucho para revertir la crisis que el ex gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, creó para sí mismo -el Nueva York Times reveló que era cliente de una red de prostitución de lujo en la que “invirtió” decenas de miles de dólares-, pero esto no significa que muchos expertos de PR no estén discutiendo sobre el modo en que el gobernador y su equipo de comunicaciones han manejado la cuestión hasta ahora.

Un ejecutivo de asuntos de público de Nueva York aseguró que el retraso de 45 minutos en la llegada del gobernador a la rueda de prensa fue un grave paso en falso en la estrategia de PR. Eso dejó un gran hueco en la transmisión televisiva que los comentaristas de noticias llenaron con todo tipo de comentarios improvisados sobre las acciones de Spitzer y su futuro.

“El hecho de que hayan convocado una rueda de prensa a las 14:15 y permitan que la prensa llene un hueco de 45 minutos con especulaciones salvajes – eso son malas relaciones públicas”, dijo a PRWeek el ejecutivo.

¿Pero quién sabe que causó ese retraso y si pudo haber sido evitable? Quizás Spitzer y su esposa estuvieron discutiendo sobre si ella debía estar a su lado. Lo que plantea otra pregunta de un ejecutivo de una firma de Washington DC, que previamente había trabajado en política en el estado de Nueva York – ¿Por qué estos desvergonzados políticos siguen arrastrando a sus humilladas mujeres sobre el escenario para confesar sus bajezas?

“Ellos deberían dar explicaciones solos, para variar, y explicar lo que hicieron mal”, dijo el ejecutivo. “En cambio Spitzer subió al escenario y realmente no dijo nada”.

Wes Pedersen, director de Wes Pedersen Communications and Public Relations, dijo vía correo electrónico que Spitzer no va a encontrar ninguna estrategia para desplegar.

El veterano de asuntos de público de Washington consideró que “ahora no es tiempo para considerar un plan de comunicaciones de crisis. Eliot Spitzer está política y moralmente acabado. Nadie va a comprar un discurso de arrepentimiento”. Y agregó que “su santurronería, su placer en el castigo de aquellos que él consideró culpable de varios crímenes y su fracaso en dimitir inmediatamente después de que la verdad fuera revelada… todo exige que ruede su cabeza”.

“Cualquier profesional de PR con integridad le habría dicho que… confiese todo (sí, casi con certeza hay más), y renuncie inmediatamente”, dijo Pedersen. “Las relaciones públicas no pueden salvar su carrera política ahora. Cualquiera en PR que pretenda que hay un modo de enmendar su reputación está en un estado de negación profesional”.

Eliot Spitzer, que como fiscal ganó fama en los 90 para lograr su candidatura poniendo en crisis a grandes corporaciones, como Microsoft, ahora enfrentaría cargos criminales en una corte federal y su licencia de abogado podría ser revocada.