Experto en oratoria Rodríguez Sarachaga recomienda menos exposición a CFK

Por José María Rodríguez Saráchaga *

Capaz de creer que los pollos tienen alto vuelo y que la carne de cerdo mejora la sexualidad. Atractiva, sonriente y metepatas. Así es el personaje al que da vida Julia Louis-Dreyfus (ex Seinfeld) en “The new adventures of old Christine”.

Esquivando el cliché que reza: “cualquier parecido con la realidad…” podríamos decir que nuestra Cristina también ha ido reinventándose a lo largo de los años buscando el personaje que le permita quedar en la historia.

La semana pasada, la presidenta argentina, que acostumbró al público con discursos profesorales y llenos de chicanas políticas, sorprendió intentando un estilo más descontracturado, con alocuciones en las que hizo las veces de sexóloga y promotora de la carne de cerdo, asegurando que mejora el rendimiento sexual de su marido, el hombre fuerte de la Argentina. Ante un inevitable aumento de la carne vacuna en su país, CFK intentó en otro discurso, al día siguiente, promover el consumo de pollo como ideal para adelgazar, aunque se equivocó aduciendo que los pollos vuelan. Según los medios, se trata de un intento de la presidenta argentina por remontar su caída en las encuestas que, según la consultora Datamática, tiene 65% de imagen negativa.

Recordemos. Allá por el 2007 apareció el modelo de campaña. Famoso por su constante dedo acusador, que nosotros marcáramos ya en el 2005 en el diario “La Prensa”; cuando en la más absoluta soledad advertíamos de los problemas comunicacionales de CFK. En esa elección arrancó con una intención de voto cercana al 60% pero después de varios discursos, ese caudal comenzó a mermar y gracias a un prudente silencio (sólo en la Argentina un candidato puede presentarse a elecciones sin debatir ni dar notas a la prensa) terminó ganando con un 46% en una extraña jornada con muchas irregularidades.

Ya en la primera etapa de la presidencia optó por aferrarse a los atriles tratando de no soltar las manos para no apuntar, sin embargo esta imagen sumada al tono enfático y adusto la alejaban paulatinamente del gusto del público.

Más tarde apareció en escena “la 125” que trajo aparejada la histeria de los micrófonos, llegando al extremo de acomodarlos más de 60 veces por minuto y volviéndolos a acomodar una vez terminado el discurso. Esto tampoco sumaba adeptos.

Esa resolución se perdió lisa y llanamente por la comunicación. Si bien más de un consultor considera que se llegó a ese resultado por no “transar” con Clarín. Les recuerdo que más sensible para el grupo era la ley de medios y no pudieron evitar su promulgación.

Su estilo de cadena oficial constante, algo así como una cadena perpetua, nace justamente tras esa derrota, con cacerolazo incluido, y tuvo el triste nombre de “operativo buenas noticias”. En ese intento de tapar una noticia con otra se la vio inaugurando tramos de pavimento de menos de 10 cuadras, anunciando créditos hipotecarios inexistentes y vendiendo la canasta navideña oficial casi como Lita de Lazzari.

Sin dudas lo mejor que podría hacer hoy sería guardar silencio, como en el 2007. Pero siente que está en el medio de una encrucijada fatal. Lo que en un principio fue el “poder bifronte” recordemos todos los actos de la 125 con el matrimonio en el palco y el muy poco creíble “te amo mucho mucho” de Néstor a Cristina. Se transformó después de la semi-aceptación de la derrota del 2009, “perdimos por muy poquito” en un juego con Cristina en la palestra pero sin autoridad y con un Néstor manejando los hilos desde las sombras.

Hoy luce una sonrisa muy forzada e intenta reírse de sus propios chistes, tarea en la que sólo la acompañan los funcionarios. Cuando la cámara enfoca al público se nota que mucha gracia no les causa. (Si alguien tiene tiempo y ganas en oratoriaypolitica.blogspot.com pueden ver el discurso de Kennedy en el muro de Berlín para aprender cómo se maneja el humor en comunicación política de manera correcta.)

Ahora Cristina siente que tiene que estar en cámara todo el tiempo, que si no habla no “es” pero su lenguaje no verbal sigue sin acompañarla. Ahora alterna permanentemente entre las manos en paralelo y la posición de la ojiva, ademanes totalmente desaconsejados en comunicación política y mucho más en una dama. Y llega a fallidos terribles como cuando ante un “genia” gritado desde la tribuna retruco diciendo “Si fuera una genia haría desapareces a más de uno”.

Como Nicole Kidman en “todo por un sueño” siente que sólo estando en televisión se está viva “porque lo que no está en pantalla no existe”.

* Rodríguez Sarachaga es profesor de oratoria, experto en políticos y tiene, entre sus clientes, al alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.